El cólico es un dolor sordo, inespecífico, de localización visceral o parietal.
La respuesta de los caballos a este dolor es desplazarse excesivamente en un intento por eliminar ese malestar.
Un caballo con dolor abdominal agudo suele presentar una serie de comportamientos característicos:


La manifestación del dolor se clasifica de la siguiente manera: ausencia de dolor, dolor leve, moderado, severo y depresión. Solo la depresión es indicativa de la severidad del proceso; el resto, en general, depende del carácter más o menos estoico del caballo.
El término «cólico» suele asociarse a causas gastrointestinales que ponen en serio peligro la vida del caballo; y así es, por lo que lo mejor es considerar que un cólico es siempre una EMERGENCIA y debe solicitarse un examen veterinario completo de urgencia.
En ocasiones podemos encontrar un caballo de cólico sin que la causa del dolor sea digestiva. En estos casos el cólico se dice que es extradigestivo, que a su vez se clasifica en:
Abdominal: tracto reproductivo femenino, urinario, hígado, bazo o peritoneo
Extraabdominal: tracto reproductivo masculino, respiratorio, cardiovascular, musculoesquelético, nervioso
La mayoría de los cólicos tienen una solución médica en campo, aunque en ocasiones es necesario remitir a hospitales en los que se continúen esos tratamientos de manera intensiva y con vigilancia 24 horas o, incluso, se realicen cirugía de urgencia.
Es importante actuar de manera temprana para tratar de solucionar la causa que origina el dolor, salvar la vida del caballo, y prevenir las complicaciones que pueden aparecer a partir de los procesos que se desencadenan en un cólico; siendo la más grave de ellas la laminitis, de la cual hablaré más adelante.