Al igual que sucede en los humanos, los caballos geriátricos experimentan modificaciones en su sistema inmunitario, musculoesquelético, digestivo, renal, hepático, respiratorio, cardiovascular… (en definitiva, en todo su organismo) que deben ser tenidas en cuenta a la hora de abordar el estudio de un caballo enfermo o de elaborar sus planes de medicina preventiva.
El sistema musculoesquelético de los caballos senior puede beneficiarse del ejercicio. El movimiento es la mejor medicina para las articulaciones añejas. Pero antes de saltar sobre la montura, será necesario comprobar que el equipo aún le queda bien al caballo, ya que su forma (la del caballo) puede haber cambiado con los años. Una vez hecho esto, es importante tener en cuenta que estos caballos requieren más tiempo para calentar y enfriar; y que, probablemente, será necesario reducir su carga de trabajo.;
Los cuidados de los cascos siguen siendo igual de importantes. Cuando llegan a una edad avanzada, el casco pierde calidad y pueden aparecer grietas, así como otros problemas como son la laminitis o los problemas de desgaste derivados de un menor uso o de otras patologías ortopédicas (osteoartrosis).
Las alteraciones dentales pueden ocasionar problemas a la hora de aprovechar los nutrientes de los alimentos y mantener el estado corporal. El uso de los nutrientes puede maximizarse con cuidados dentales, control de parásitos y dietas adecuadas.
Los cólicos en ocasiones derivan de los problemas en la dentición. También los lipomas y las alteraciones en el peristaltismo pueden jugarles malas pasadas.
Una enfermedad que se asocia con caballos geriátricos es el adenoma de la pars intermedia de la hipófisis (o Cushing), que se caracteriza por la presencia de hirsutismo (mucho pelo, largo y rizado), poliuria-polidipsia, aparición de infecciones concurrentes o laminitis.
Muchos caballos geriátricos (más de los que creemos) presentan problemas oculares pero no se detectan porque están retirados en el campo o porque se tratan de enfermedades progresivas y el caballo ha logrado adaptarse a ellas.
La prevalencia de los tumores se ve aumentada con la edad. Los más comunes a nivel cutáneo son el melanoma y el carcinoma de células escamosas. Otros tumores frecuentes son los adenomas tiroideos y los lipomas abdominales.
Su sistema inmunitario también se ve afectado, haciendo que sean más propensos a infestaciones parasitarias y creando la necesidad de realizar cambios en sus pautas vacunales.